Miguel, el hermano de Nicolás II que pudo salvar la dinastía de los zares en la Revolución Rusa
El Zar olvidado, de Ángela Rodicio, es la recreación fidedigna y apasionante de uno de los momentos clave de la historia de Rusia y del mundo. Miguel Romanov, hermano de Nicolás II, tuvo en sus manos la posibilidad de salvar la dinastía de los zares, después de que su hermano abdicara en él. La noche de febrero de 1917 en que una sublevación popular tomó las calles de Petrogrado, Miguel tuvo que buscar refugio en la casa de una amiga.
Allí permanecería mientras la autocracia en Rusia desaparecía en una implosión. La Duma formaba un Gobierno provisional, se organizaba el Sóviet y el zar intentaba llegar en tren desde el cuartel general ruso en la Primera Guerra Mundial al palacio donde vivía con su familia. Ese viaje en tren de más de cuarenta horas, que mantenía al nuevo Gobierno en vilo, fue su perdición.
El vacío de poder hizo que la capital, y Rusia entera, se perdieran para siempre en un nuevo régimen totalitario. Miguel renunció temporalmente al poder con la condición de que se celebrasen elecciones libres y que los rusos, por primera vez en su historia, votasen por el tipo de Estado que querían, monarquía o república, en una Asamblea Constituyente. Pero el Sóviet no lo iba a permitir. Miguel Romanov pudo haber cambiado la historia de Rusia, Se habría evitado la pérdida de sangre inútil de la Primera Guerra Mundial. La guerra civil. Los terribles regímenes de Lenin o Stalin. El presagio de la tragedia rusa, hasta hoy.
En Francia había sido el hambre lo que había acabado con el trono de los reyes en 1789; lo mismo iba a suceder en Rusia. Todos denunciaban la incompetencia del Gobierno y reclamaban el avituallamiento de Petrogrado.
Telegrama de Miguel:
«Solicito que informe al soberano emperador en mi nombre de lo siguiente. Es mi más profundo convencimiento de que deben tomarse urgentemente medidas para restaurar inmediatamente la calma, y para ello es esencial disolver el Gobierno. En ese caso, es necesario nombrar a sus sustitutos, con un primer ministro con la libertad de elegir a su propio gabinete. Dada la situación de extrema gravedad, su majestad podría conferirme sin tardanza la potestad de anunciar esta orden en su nombre. Por mi parte, presumo que la persona indicada en este momento como premier es el príncipe Lvov. Firmado, gran duque Miguel».
¿Sabía Miguel que se intentaba aislar al zar en aquel momento determinante? ¿Cuántas cosas de las tratadas en sus múltiples entrevistas con las figuras principales del Ejército, la política, su propia familia, no terminaban de encajarle? ¿Habría escuchado en alguna de aquellas reuniones sediciosas que lo primero que se debe conseguir para que una conspiración tenga éxito es incomunicar a la víctima?
Ángela Rodicio, periodista y escritora, es desde hace más de tres décadas especialista en política internacional en TVE. Ha sido enviada especial a los principales acontecimientos internacionales desde la disolución de la Unión Soviética y la primera guerra del Golfo, a principios de los años 1990.
Corresponsal en el Este de Europa y en Oriente Medio, cubrió las guerras de Bosnia y diversos conflictos que han llevado a cambios de fronteras, migraciones masivas y grandes procesos negociadores. Ha sido premiada con los principales galardones de España, como el Víctor de la Serna y el Cirilo Rodríguez. En el extranjero, los dos últimos han sido el Maria Grazia Cutuli de Il Corriere della Sera en 2011, y el de la UNCA, Asociación de Corresponsales de la ONU, en 2015. En 2016 obtuvo el Premio Espasa con Las novias de la Yihad.